lunes, 10 de diciembre de 2012

EL BUCLE...

Agencias de calificación e instituciones internacionales advierten de que España seguirá en recesión en 2013, pero muchas señalan, como punto positivo, la evolución de sus exportaciones. "Éstas han crecido y mucha gente está contenta porque piensan que es la muestra de que la economía española ha recuperado competitividad", señala Santiago Niño Becerra. El economista aporta hoy una serie de reflexiones sobre parte del sector exterior.



La primera de ellas, que recoge en su blog de La Carta de la Bolsa, es que "quienes tanto ensalzan el incremento de las exportaciones deberían meditar sobre qué bienes y qué servicios exporta España, es decir, sobre el valor añadido de lo exportado".

Al respecto, explica Becerra, España produce y exporta bienes de reducido valor añadido. Esta situación pone de manifiesto, a su juicio, una estructura que precisa un volumen y una calidad de inversión muy concreta y una realidad en la que apuesta demasiado al abaratamiento de las condiciones laborales. Y añade: "Hoy son más productivas instalaciones agrícolas holandesas que españolas, y hoy se están produciendo deslocalizaciones agrícolas españolas hacia Marruecos; que esto suceda con otros subsectores económicos es cuestión de meses".

Otro dato a tener en cuenta, señala Becerra, es el hecho de que las exportaciones españolas están muy concentradas geográficamente. Según datos del economista, tres regiones exportan el 48,2% del total de lo que exporta España, añadiendo dos más el 67,2% (Cataluña, Madrid, Andalucía, Euskadi y la Comunidad Valenciana).

Por otra parte, si se atiende al PIB regional, el peso de las exportaciones en el peso de las economías regionales "es variadísimo", oscilando del 43,2% en el caso de Navarra o del 31,6% en el de Euskadi, al 3,2% en el de las Islas Baleares, indica Becerra.

Así pues, señala el economista, "España produce y exporta lo que produce y exporta, y lo hace con una productividad muy baja cuyo comportamiento está totalmente vinculado a la relación entre oferta y demanda de trabajo".

En otras palabras: "Cuando el PIB ha crecido en España, lo ha hecho la demanda de trabajo, a costa de que la productividad decreciese. Cuando España fue bien fue cuando más se redujo la productividad en España; y al revés, cuando las cosas van mal y la economía no crece o decrece, es cuando la productividad aumenta, a base de que la demanda de trabajo se reduzca y los despidos se disparen en una atmósfera de mantenimiento o crecimiento de la oferta de trabajo".

Más competitividad, salarios más bajos


Si España está ahora aumentando su competitividad es a base de reducir salarios y generar desempleo del factor trabajo, es decir, a base de disminuir costes laborales y de forzar a que quienes trabajen hagan más por menos, señala Becerra. "Y lo hace así porque la economía española es incapaz de aumentar sanamente la productividad: a través de inversión porque el valor de lo que produce España es bajo". "Del total de exportaciones realizado por España en el 2011, el 24% correspondió a dos partidas Automóviles y Combustibles", indica.

No obstante, Becerra apunta que hay quien argumenta que lo importante es que España aumente su competitividad y mejore su productividad, aunque sea a costa de que se empobrezca su población y de que se dispare su desempleo. Y que si la productividad crece "aunque sea de forma sucia" los costes podrán bajar con lo que la competitividad aumentará y las exportaciones irán mejorando.

"Ya", dice Becerra ante este argumento, "pero aún dejando a un lado todo lo que haya que dejar a un lado para seguir ese esquema, lo cierto es que en un escenario de escasez otros intentarán copiar el método, y por muy competitiva que España sea en lo que fabrica, para que España exporte otros han de consumir lo que fabrica España, es decir, este esquema supedita el crecimiento a la dependencia". "Alemania y China de eso saben mucho", añade.

En conclusión: "España ha recorrido un gran bucle para volver a un sitio parecido del que salió hace unos quince años". "Gracias al crédito y a la capacidad de endeudamiento que a España se le concedió España pudo ir muy bien. Compraba de todo en el exterior y financiaba, en el exterior y en el interior, todo lo que se le ocurría. Ahora todo aquello se acabó y España debe volver a donde estaba, pero peor: más pobre, con más paro, con peores expectativas y tocada psicológicamente al saber que ya nunca volverá lo de antes", concluye el economista.

Artículo publicado en eleconomista.es

Suscribo sus palabras punto por punto como afectado por esta deriva económica y el pasado espejismo de prosperidad vivido en la sociedad española. Tiempo de cambios y aceptación que parece no entrar en la conciencia de los españoles... ni como políticos ni como ciudadanos de a pie.

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