lunes, 21 de enero de 2013

Tomar la calle...


http://www.eleconomista.es/economia/noticias/4544420/01/13/Los-espanoles-volveran-a-invadir-las-calles-en-2013-pero-la-politica-de-recortes-seguira.html

Perder el tiempo en manifestaciones no cambiará el hecho consumado... no somos capitanes de nuestro destino, pero sí tenemos la obligación de recuperar el timón de una nave a la deriva cuanto antes.

Pero con motines no se soluciona...es un deber moral cambiar de actitud desde nosotros mismos, cada uno individualmente, logrando finalmente un nuevo concepto social y con ello una política verdaderamente renovada, sin recurrir al habitual cambio de collar al perro.

No recorremos una autopista...recorremos un camino de cabras al borde de un precipicio, en el cual, de no obrar con cautela podemos caer con las consecuencias que ello conlleva. Debemos ser conscientes de que por mucho que queramos negar la evidencia de nuestra co-responsabilidad de la situación, la tenemos, por lo que igualmente debemos ser conscientes de que las consecuencias nos afectarán. Clamamos por que la casta dirigente no sufre igual dichas consecuencias, pero ¿haríamos el acto de fe de sufrirlas si estuvieramos en su lugar? la respuesta es un claro NO. Haríamos exactamente igual, guardar las apariencias imponiéndonos unos leves sacrificios y después seguir viviendo con holgura. Es ley de vida... porque analicemos: si criticas al político por su buena vida te dirá: entra en política, preséntate a unas elecciones y tendrás mis mismos privilegios. Esa misma respuesta la tendrás dentro del pueblo llano. Cualquier funcionario te dirá que si tanto envidias sus condiciones laborales, haber aprobado unas oposiciones (como si eso te garantizara algo, pero eso es otro tema que tocaré otro día), y se tirará por las paredes si le recuerdas de donde sale su sueldo.

Resumiendo, los cambios parten de nosotros mismos... si todos cambiamos de actitud, lograremos una sociedad nueva, pero mucho me temo que dentro de exactamente un lustro, nuestra memoria ya habrá emborronado hechos que ahora mismo están frescos en nuestro recuerdo. Ni que decir tiene que dentro de una década, lo de la crisis de Zapatero habrá originado refranes que los más jóvenes no entenderán y las tijeras de Rajoy habrán sustituido al Tío del Saco aquél con el que nos asustaban nuestros padres a los que andamos por la cuarentena (tanto la de edad como la laboral).

Con todo mi pesimismo acerca de la conciencia social española, lo reconozco, aun albergo esperanzas de equivocarme.


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