Como era de esperar no han tardado en llegar las críticas al nuevo sistema de Formación Profesional. Se achaca una cierta vuelta al viejo método del aprendiz de taller, método que puestos a ser analíticos, no por ser un invento que data de la gleba medieval, no se puede decir que diera malos resultados, pues este país está repleto de extraordinarios profesionales a lo largo y ancho de todo su territorio, nacidos de ese sistema supuestamente "retro". Está claro que vivimos en la sociedad del siglo XXI y que los profesionales de hoy, aunque vayan a dedicarse a profesiones del entorno artesanal u otros para los cuales saber desarrollar ecuaciones e integrales no es muy útil, si que deben estar formados en otras áreas para sus futuras labores del día a día, pero ello no quiere decir que el que su formación se realice dentro del entorno de la empresa sea negativo, y de hecho, si las instituciones regulan y vigilan esta formación es el entorno ideal en el que deben desarrollarse, y los que muchos miles de nosotros, que la realizamos mediante el método anterior, si hubieramos podido elegir, no nos lo hubiéramos pensado mucho, ya que en aquella FP en pañales la formación se desarrollaba sin apenas oferta de especialidades y medios absolutamente precarios y faltos de adecuación a nuevas realidades de futuro, y que el que más y el que menos hemos ido parcheando como hemos podido, y directamente teniéndonos que dedicar la mayor parte de nuestra vida laboral a otras actividades que poco o nada tenian que ver con lo estudiado. Las prácticas de empresa, fundamentales, no se daban y en fin...aquello si que era obsolescencia novedosa. Afortunadamente la FP fue evolucionando y las nuevas generaciones han tenido otras oportunidades aunque sin llegar a la idoneidad absoluta. Resulta evidente que el trabajador que realiza su formación en un entorno de trabajo real, acaba siendo un trabajador más eficiente y bien formado, hecho este que es práctica habitual en esa Alemania ejemplarizante en casi todo, y que en España se da en algunas grandes empresas y factorias como es SEAT en Martorell. Creo que antes de empezar a poner "peros" que a todas luces son interesados pues es evidente que lo que molesta es que haya fondos que vayan a parar a la hucha empresarial, habría que ver si realmente las empresas españolas se toman en serio la cuestión, la gestionan bien y da los resultados debidos, o nuevamente, empresarios o no, volvemos a convertir en chapuza una buena idea y a valorar únicamente las subvenciones a percibir y no el logro de un objetivo fundamental para nuestro futuro: contar con profesionales de calidad y un horizonte luminoso socialmente.
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